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Me siento muy pequeña y muy privilegiada de formar parte de Microfides (Charo Elcuaz)

Me siento muy pequeña y muy privilegiada de formar parte de Microfides (Charo Elcuaz)

Cuando hace 1 años se empezó a gestar el viaje, no imaginaba lo que me esperaba.

Allí por Septiembre del 2016 Irune y Arola programaban su viaje a Ecuador. Cada dos años, tiempo establecido para sus préstamos a las entidades con las que colaboran, ellas vuelven al país para visitar las cooperativas de crédito y evaluar el trabajo realizado. Ana, una bióloga enamorada de las Galápagos y de Ecuador y yo, ambas ahorradoras en Fiare Banca Etica e Inversoras Sociales de Microfides, nos entusiasmamos con la idea de acompañarlas en su viaje. Y ellas no tuvieron más remedio que consentir.

Desembarcamos en Quito el 26 de septiembre de 2017 y, tras un día disfrutando de la artesanía del país en la zona de Otavalo con nuestros amigos Diego, Maria Inés, Mica y Cami, comenzamos nuestro viaje por carretera.

Nos adentramos en la sierra, siempre por encima de 2500 metros, bordeando el Chimborazo, rumbo a Guaranda, Chimbo y Cuenca, al encuentro de dos cooperativas de ahorro y crédito: SAN JOSÉ DE CHIMBO (en Chimbo) y JARDÍN AZUAYO (en la provincia de Azuay). En ambas nos recibieron con mucho cariño y nos explicaron su estructura y funcionamiento; y en ambas nos organizaron visitas a mujeres beneficiarias de préstamos para poder conocerlas, saber en qué consistían los microcréditos y para qué los empleaban y cómo éstos habían cambiado sus vidas.

El conocer a estas cooperativas de ahorro y crédito ha supuesto para mí ser consciente de como el dinero puede estar al servicio de las personas, de su desarrollo y de su dignidad. Son cooperativas que han surgido y crecido, como dice una canción, “desde abajo, desde dentro y desde cerca”, fundamentadas desde y para la necesidad de sus gentes (que llaman socios). En las que el beneficio revierte en más inversión y desarrollo. Dónde sus trabajadores (Don Patricio, Doña Lylian, Belén, Edgar, Marlon, Elisabeth, Alexandra, Vicky… y tantos más) no sólo fomentan el ahorro y conceden préstamos, sino que además miran a los ojos, ven a la persona, la asesoran en sus finanzas y la forman, quitan el miedo y empoderan.

Tuvimos el privilegio de visitar a algunas socias: la asociación de mujeres Simiatug (Consuelito, Teresa, Obdulia, Aida…), la asociación El Castillo, Nube, Digna, René, Iraida, Zoyla…… Mujeres campesinas que cuando hablan sonríen pero no miran a los ojos por timidez extrema. Mujeres trabajadoras, que se levantan cada día para cuidar sus animales, su campito, su casa, a sus hijos, hacen la comida…y además cosen artesanía, crían sus pollos y sus cuyes para vender o atienden su puesto de comida en el mercado. Mujeres que trabajan cada día para que sus hijos salgan adelante, tengan educación y un futuro mejor. Estas mujeres nos contaban cómo gracias a las cooperativas de ahorro y crédito han aprendido a asociarse, a  apoyarse unas a otras, a quererse más… ¿Cómo no emocionarse con las palabras de Consuelito?: “Antes no sabía pensar, ahora no paro de soñar”

¿Qué se conoce de un país en sólo 13 días de viaje?

Yo he conocido un país con gente tremendamente amable, trabajadora, luchadora, que quiere un futuro mejor. He conocido un país hermoso, con vegetación exuberante, volcanes grandiosos, alguno de ellos “reventando”, de selva frondosa, colibrís sorprendentes, cataratas arrolladoras.

Me voy con una alegría de fondo que me desborda por todo lo vivido y conocido.

Alegría de que el ahorro de aquí sirva para tanta transformación allí: familias que desarrollan un pequeño negocio que les da para vivir y ahorrar, pollos y cuyes que posibilitan que un hijo vaya a la universidad, cursos de autoestima que potencian a la persona, sonrisas, ilusiones, proyectos, esperanzas, ganas de trabajar…

Me siento muy pequeña y muy privilegiada de formar parte de esta red Microfides en la que un pequeño movimiento a un lado del Atlántico genera tanta esperanza e ilusión en el otro. “Algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis?”

Y comprendo claramente la idea de “aldea global”: Ecuador está “aquisito no más